Tiene sus orígenes en la antigua capilla militar del Castillo de Salvaterra pero no será hasta finales del siglo XVI, cuando se constituya como centro parroquial.
Destaca en ella su fachada renacentista en la que se sitúa una pequeña escultura del patrón de la villa, San Lorenzo.
En la base de las columnas de la portada se conservan varios relieves de simbología armamentística y blasones nobiliarios, muestras de la ocupación portuguesa.
En el interior, una gran figura del Santo Cristo de la Victoria del año 1732, recuerda los duros enfrentamientos que en otro tiempo se produjeron en este territorio fronterizo y la victoria de los castellanos sobre los lusos.