De hecho, el actual topónimo procede de la época del rey Fernando II de León (s.XII) quien dio la orden de fortificar el lugar y amurallarlo con el fin de “poner a salvo las tierras de invasiones lusitanas”. Hasta ese momento Salvaterra era conocida como Lacedorium o su forma posterior Lazoiro que según el experto en toponimia Gerardo Sacau vendría a significar “lugar de aguas o ríos”.

De hecho, los primeros documentos encontrados que atestiguan su existencia son del siglo X, durante el reinado de Bermudo II. Este monarca redactó un documento en el año 991, en el cual aparece nombrado el territorio de Lacedorium (antiguo topónimo de Salvaterra) como parte de una asignación de territorios a la iglesia compostelana. Esta vinculación se mantuvo hasta hace relativamente poco, puesto que hasta el siglo XIX los vecinos de la villa pagaban el diezmo, a la iglesia santiaguesa.

Es esa la razón por la cual cuando hablamos de Salvaterra nos referimos a ella como “villa milenaria”.

Si, entre 1643 y 1659 Salvaterra estuvo en manos portuguesas. 

En el marco de la Guerra de Restauración portuguesa, territorios fronterizos como el de nuestra villa fueron clave en las luchas de los lusos para afianzar su independencia de la España de Felipe II. 

Un enfrentamiento en el cual jugaron un papel decisivo las incursiones desde el río Miño, en barcos cargados de infantes lusos. 

Ocupada Salvaterra, sólo sería liberada tras la ocupación por parte de los españoles de las plazas lusas de Lapela y Monçao.

Efectivamente, durante la ocupación de Salvaterra por parte de los lusos estos se dieron cuenta del mal estado en el que se encontraban los antiguos parapetos defensivos de la villa, por lo que los reconstruyeron alzando un nuevo sistema amurallado.

La nueva muralla estaba pensada para evitar un ataque desde tierra. El progreso en el uso de la pólvora y de las armas mecánicas (cañones) obligó a transformar las estructuras defensivas y a introducir nuevos elementos arquitectónicos como los baluartes. 

Dentro de nuestro gran parque público, un sitio especial lo ocupan las más de 200 especies que durante todo el año viven en un recinto adaptado a sus condiciones.

Por otra parte, en el mes de septiembre se celebra en el mismo parque de “ A Canuda” una feria-exposición con más de 2000 especies de las que disfrutan los aficionados de estas plantas.

En el lugar “da Inquisición” podemos visitar la entrada bellamente blasonada y recientemente restaurada de una casa mandada erigir por el Inquisidor del Santo Oficio, Don Bartolomé Barbeito y Padrón, en el año 1688.

Esta casa, de la cual sólo se conserva parte de la estructura original, fue mandada levantar por el inquisidor como lugar de reposo para los clérigos de su familia y para la formación de nuevos eclesiásticos a falta de ellos.

En el interior de uno de los enclaves históricos más importantes del sur de Galicia, el Castillo de Doña Urraca, hoy en día se exponen de la forma más interactiva y didáctica una serie de contenidos relacionados con el mundo del vino y de nuestros caldos más reconocidos como el albariño o los vinos del Condado.

El visitante, a través de una serie de pantallas táctiles y juegos podrá aprender cómo se elaboran nuestros caldos, cuales son los trabajos que se llevan a cabo en el viñedo o cuáles son las enfermedades que afectan a nuestras plantaciones.

Como decimos es este un ejemplo único de solución arquitectónica que ayuda a comunicar los tres niveles del castillo.

Partiendo de un solo eje se levantan dos escaleras de caracol sin comunicación entre ellas, desembocando cada una a una puerta diferente en cada estancia.

Para el visitante es curioso observar como el techo de una de las escaleras es el suelo de la otra. 

Según la tradición oral de la zona, el pozo que hay en la planta inferior del Castillo de Doña Urraca era el punto de partida de un túnel que la reina Urraca utilizaba para cruzar hacia Portugal por debajo del río Miño.

De cuerpo gelatinoso, cilíndrico, sin escamas y muy resbaladizo, es quizás, su boca lo que provoca más curiosidad y es que no posee mandíbulas ya que parasita a otros animales en el agua. 

En Salvaterra dos son los ríos donde se captura, el Miño donde desde tiempos inmemoriales se pesca en estructuras de piedra conocidas como pesqueiras y en el Tea donde cada año cientos de pescadores armados de una “fisga” se encaraman cada noche en una estructura de madera y hierro (estacadas) sobre el río para capturarlas.

La gran variedad de platos elaborados con la lamprea hacen de este producto uno de los más versátiles de nuestra gastronomía local. En empanada, a la Bordalesa, rellena o asada seguro que la lamprea hará las delicias de los amantes del buen comer.

Este recinto termal situado en la parroquia de Oleiros, al lado del río Miño, aprovecha el manantial de Teáns. Sus aguas de tipo sulfuroso ya fueron reconocidas por su interés para el uso público como destaca el médico y erudito Nicolás Taboada Leal en su obra Descripción topográfica histórica de la ciudad de Vigo, su ría y alrededores de 1877.

El conjunto consta de 4 pozas para el baño, tres de gran tamaño y una más pequeña.

El agua fue declarada mineromedicinal y termal, previo informe favorable del Instituto Geológico y Minero de España, por la Xunta de Galicia.

El río Miño que aquí en Salvaterra también sirve de frontera natural con Portugal fue durante estas décadas punto neurálgico de una frenética actividad clandestina, el estraperlo.

Tanto en España como en Portugal las décadas centrales del siglo XX fueron épocas de grandes carestías propiciadas por las durísimas condiciones de vida impuestas por los regímenes dictatoriales de Franco y Salazar. En España la cruel crisis económica derivada de la Guerra Civil provocó la carestía de determinados productos que de forma clandestina fueron surtidos a los mercados por los habitantes de Salvaterra que se dedicaban al “negocio” del estraperlo.

Café, cobre, chapa o azúcar eran los productos más apreciados por las mujeres y hombres que cruzaban el Miño a pie o en barca para incrementar sus ingresos y así mejorar su calidad de vida y la de sus familias.