El Castillo de Doña Urraca es el testimonio hecho en piedra del pasado medieval de la villa, siendo uno de los edificios históricos que menos alteraciones constructivas ha sufrido con el devenir de los años, conservando, por tanto, gran poder de atracción.
A finales del siglo XI, este castillo dio cobijo a personajes tan ilustres como la Reina leonesa Doña Urraca, que pasaría largas estadías en este enclave privilegiado durante sus disputas con su hermana Teresa por el dominio del Condado Portucalense, origen del futuro reino de Portugal.
Durante el período de ocupación portuguesa (1643-1659) el castillo sufrió numerosas remodelaciones, bajo la dirección de obra del ingeniero francés Charles Lessar, con el fin de readaptar las estancias ya existentes y poder, así, tener un gran almacén de pertrechos para las tropas.
Esta construcción en forma de “L” se compone de dos plantas y una terraza superior. Ambas plantas son parejas visualmente y sus estancias están construidas en sillería de granito, abriéndose al exterior gracias a amplios ventanales situados en las antiguas troneras.
Un detalle arquitectónico singular son los techos, construidos con una serie de bóvedas de arista realizadas a base de tiras de ladrillo macizo y levantadas sobre arcos de medio punto en piedra.
En el interior, es posible contemplar una curiosa escalera de caracol de doble rampa y un sólo eje, ejemplar único en toda la península y que comunica las dos estancias abovedadas con la terraza. Este sistema constructivo evita que las personas que por ellas suban o bajen, se crucen.
Asimismo, en la planta inferior se puede visitar el “Vestidor de Doña Urraca”, un antiguo torreón medieval totalmente circular y cuya cúpula de media naranja dota a esta sala de una sonoridad especial.
Otra de las singularidades arquitectónicas del edificio es el pozo que se encuentra dentro del castillo y que según cuenta la leyenda era la entrada a un antiguo pasadizo secreto que cruzaba hacia Portugal por debajo del Miño. Testigo mudo de amores, pasiones y traiciones entre enamorados de las dos orillas del río.
Hoy en día, este castillo es la sede del Museo do Viño do Condado do Tea D.O. un espacio interactivo donde aprender y disfrutar de la cultura del vino.